Con el mar en calma zarpamos con un objetivo
claro, La Ureña.
La temperatura del agua en operaciones de
esta envergadura suele quitar el frío al más pintado y para esta época del año
es de 14 a
17 grados y la visibilidad, a diferencia de días donde los 20m nos daban la
sensación de estar volando, ahora apenas es de tres.
La pared del Sadolitx cae en punta hasta los
14m de profundidad en la parte que toca a costa. Descendemos, con compensación
suave y controlada. Los cambios de temperatura de estos días han hecho aparecer
los mocos, malos compañeros de los submarinistas únicamente válidos para
desempañar la máscara.
Mi compañero de batalla, a pocos metros, me
da seguridad. En esta época del año el Port Salví suele tener redes que cruzan
de lado a lado y es muy peligroso bucear con tan poca visibilidad. Así que
tenemos que estar atentos, es fácil enredarse.
Es difícil ir buceando por el Sadolitx y no
pararte delante de su roca llena de vida. Gorgonias blancas que se recuperan de
las cicatrices de sedales perdidos por algún pescador. Pulpos curiosos que
miran a escondidas en busca de una hembra a la que amar. Tordos picudos que
habitan en su nido en forma de pastel, construidos con las piedrecitas más
blancas del arrecife, para así formar una base sólida donde la fuerza del mar
que lo envuelven no sea suficiente para impedir que su camada prospere en este
mundo hostil.
A unos 20m del corte de la roca del Sadolitx,
un desierto de arena se abre prominente, ni rastro de posidonia o coralígeno
que pudiera verse afectado por la operación que en semanas, si todo sale bien,
se llevará a cabo.
Un bloque de hormigón de una tonelada yace solitario
en un fondo arenal sin vida. Mis movimientos calculados preparan el carrete con
el globo para señalizar el lugar exacto donde se producirá el hundimiento del
Ureña.
El pecio, además de generar un biotopo, será
un espacio donde artistas del pueblo nos deleitarán con algunas de sus excentricidades.
El fotógrafo submarino podrá improvisar fotografías de esas que llevas en el
móvil y se las enseñas a todo el mundo.
Por parte de la administración no se ha
encontrado ninguna pega. La operación Ureña ya está en marcha. Con este barco
hundido ofreceremos un lugar alternativo donde bucear y así descongestionar el
Port Salví, lugar de encuentro de innumerables submarinistas de todo el mundo.
Estamos en el mapa, Sant Feliu de Guíxols apuesta por la sostenibilidad, por el
turismo del futuro, petróleo nuestro añorado día a día.
Buen Buceo Buz@s
Fran
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